El destino decide a quién conoceremos en la vida, pero nuestras actitudes determinan quién se queda. Las personas se cruzan en nuestro camino por diversos motivos: algunas para enseñarnos, otras para caminar junto a nosotros. Sin embargo, no es la casualidad lo que mantiene estas conexiones, sino las elecciones diarias. Es la manera en que tratamos a los demás, el respeto, la lealtad y el cuidado lo que define quién permanece.
No basta con encontrar a alguien especial; es fundamental cultivar ese vínculo con gestos que demuestren compromiso y reciprocidad. Al final, no importa cuántas personas se crucen en tu camino, sino quién elige quedarse y a quién eliges tú.
El verdadero valor de una conexión no está en el encuentro, sino en la decisión mutua de cuidarla y mantenerla viva.
Por Claudia Carvalho
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